13 de enero de 2009

El tabaco es abortivo y otras creencias vaticanas

Las «consecuencias» de la anticoncepción
La píldora supone un riesgo para la salud
El documento de los médicos católicos afirma que la píldora es un derivado de la cortisona, característica que no es cierta, ya que sólo comparte con los componentes de la píldora su condición de hormona. Los autores consideran que esa presunta derivación implica un mayor riesgo de infección, “sobre todo por clamidias, la enfermedad de transmisión sexual más extendida del mundo por la acción de las hormonas de la píldora”. El texto también recoge el supuesto efecto cancerígeno de los anticonceptivos orales. Si bien es cierto que aumenta ligeramente el riesgo de padecer algunos tumores (como el de mama en mujeres menores de 35 años), también reduce las posibilidades de sufrir cáncer de endometrio, entre otros. El documento no duda en concluir que “el resultado es claramente desfavorable a la contracepción hormonal”.
El tabaco no sólo mata, también aborta
Los médicos católicos dan una nueva vuelta a la lucha contra el tabaco afirmando que su efecto antiestrógeno impide la implantación del embrión. Si bien es cierto que se ha demostrado una asociación entre una menor fertilidad y el tabaquismo, cualquier otro riesgo asociado al consumo de nicotina, como el cáncer de pulmón, está más documentado.
La anticoncepción afecta también a la sociedad
Además de tener efectos para los embriones no nacidos, la comercialización y posterior uso masivo de la píldora los tiene “para la sociedad”. Los más destacables: la decadencia moral y la disminución de la población. Pero algo más cambió con la introducción de este fármaco. A juicio del documento, la contracepción, sobre todo en forma de la píldora anticonceptiva, “generó una actitud negativa para con los niños, que se acabó convirtiendo en un prejuicio general contra ellos”. “Se convenció a las mujeres de que el ser esposa y madre era una tarea de poca categoría; así se consiguió integrarla paulatinamente en el mundo y alejarla de la famlia”. Para los médicos católicos, es un hecho que “los niños pasan cada vez más tiempo al cuidado de extraños y son cada vez menos deseados”.
La aceptación de los riesgos de la píldora sólo es comparable a la de Viagra
Mientras arremete contra la píldora, el documento no duda en criticar también un medicamento muy vendido, Viagra, y sus equivalentes Cialis y Levitra que “causan la muerte de uno de cada 20.000 hombres que los toman”. Por esta razón, compara la tolerancia e indulgencia mostrada por médico y población a estos medicamentos con la demostrada hacia los anticonceptivos orales. Va más allá y se pregunta cómo es posible que Bayer retirara su estatina Lipobay y nadie hable de prohibir la píldora con tasas de mortalidad “20 veces mayores”.
La píldora tiene consecuencias psiquiátricas
Ni las autoridades sanitarias ni los laboratorios fabricantes de los distintos tipo de anticonceptivos orales parecen haberse dado cuenta de un efecto secundario que no dudan en señalar los autores del documento: la tasa de suicidio entre las mujeres que toman la íldora es el doble que entre aquellas que no la consumen . Hay más datos, pero se desconoce si se han publicado alguna vez en una revista científica (al menos, no se incluye la referencia). Según dicen, las mujeres que pretenden evitar embarazos no deseados con la píldora intentan suicidarse cuatro veces más a menudo que las que se protegen con un diafragma.
La ginecología cosifica al no nacido
Para los autores del informe, tras la introducción de la contracepción oral la ginecología ha “desplazado verbalmente a un individuo autónomo hacia el campo del apéndice y el tejido tumoral”. El argumento que utilizan es que, en ambos casos, su extirpación no presenta dudas éticas de ningún tipo.
Los médicos son culpables de la muerte
Está claro que los facultativos participan de la contracepción y de otros peligros para el embrión, como la fecundación in vitro. Para la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas, esto supone que “los médicos del mundo son responsables, como mínimo, de tantas muertes como la naturaleza”. Los autores del documento valoran así semejante afirmación: “¡Esto no se había dado jamás en la historia de la medicina!”. Y añaden, por si cabe duda, que el útero se ha convertido “en el lugar más peligroso para la vida humana”, cuando debería ser “el más seguro”.
La píldora hace elegir malas parejas
Una de las teorías más curiosas que se pueden leer en el informe se refiere a la capacidad de la píldora para influir en la elección de la pareja. Según los autores, con su consumo cambia el sentido del olfato. Un estudio de Wedeking que citan demostró al parecer que las mujeres muestran preferencia por el olor de aquellos hombres que tienen patrones de antígenos leucocitarios humanos (HLA) diferentes. Pero las consumidoras de anticonceptivos orales no actúan según la norma y eligen a aquellos con patrones de HLA parecidos. Como “un patrón de HLA similar equivale a una información genética similar”, esto puede llevar a la endogamia. Pero ahí no acaban los problemas. El sentido del olfato se restablece de nuevo tras dejar de consumir la píldora, “con lo que el olor de la pareja podría pasar a ser molesto de repente”. Así, la píldora podría ser “un factor, entre otros, de las tasas de divorcio más elevadas de los últimos 30 años”.

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